R.A. Era el administrador social de una pequeña S.L. y avaló algunas de sus operaciones crediticias, de modo que, al entrar en concurso la S.L. , las entidades financieras le reclamaron a él como avalista y provocó su concurso como particular.
No tenía bienes a su nombre y de la mano de la ley de segunda oportunidad pedimos del juzgado el perdón de su deuda, algo que también conseguimos y librándose de una deuda de 200.000 euros.