Se trata de una sociedad, una start up dedicada al mundo de los videojuegos, su trabajo estaba muy ligado al de otra sociedad, con la que colaboraba, pero esa sociedad fue mal y arrastró con ello a su S.L. que perdió su principal fuente de ingresos, con lo cual no pudo atender sus obligaciones financieras y le obligó a solicitar el concurso de acreedores.
No tenía trabajadores y sus activos, básicamente dos portátiles y poco más, tenían un valor tan bajo que se consideró un concurso “sin masa” por lo que el abogado concursal lo solicitó como concurso express. En dos meses desde la solicitud se declaró el concurso, se archivó y la sociedad se extinguió.
El administrador social cumplió su obligación de solicitar el concurso al estar la sociedad en situación de insolvencia y todo concluyó sin ningún problema, en tempo récord (solo dos meses).