La Ley Concursal y sus sucesivas reformas (y las que están por caer en breve) tiene muchos defectos, pero también sus virtudes, sobre todo si la interpretamos en el marco de su exposición de motivos y si bien desde nuestro punto de vista se trata de una materia de innegable importancia para nuestra economía y estado de derecho siempre, cobra mayor relevancia si cabe en situaciones de crisis económica y todavía más cuando esta crisis tiene la repercusión de la actual, de consecuencias todavía por dilucidar.
Es necesaria una normativa a la altura de las circunstancias, pero es necesario igualmente el esfuerzo de todos, soluciones imaginativas y reestructurar nuestro tejido empresarial, nuestro modelo productivo y hacernos mejores y más competitivos. No es momento para picarescas ni para ganancia de pescadores en este río revuelto, es momento de ser generoso, de esforzarnos por mejorar, de revisar nuestros procesos y construir un futuro mejor, más fuerte y más preparado para afrontar los tiempos buenos y malos. Debemos aprender de los errores y debemos convertir todo esto en una oportunidad, para revisar nuestros procesos, para ahondar en nuestros aciertos y rectificar nuestros errores.
Es el momento en el que tanto el empresario como el trabajador deben entender, más que nunca, que el futuro de ambos está ligado y que el esfuerzo debe ser de ambos, al igual que la recompensa, y todos, absolutamente todos, tenemos algo que decir (y que hacer) al respecto.
Cada uno tenemos nuestra opinión, por ejemplo respecto de la regulación de los créditos privilegiados, y de los créditos contra la masa en muchas ocasiones, del crédito público en la ley concursal y de la realidad de los concursos, que no son otra cosa que una liquidación más o menos afortunada de la sociedad en la mayor parte de los casos, pero tanto el legislador, como la propia concursada, como los acreedores y los propios administradores concursales, debemos darle la vuelta a todo esto, debemos hacer de la ley concursal un instrumento efectivo para el reflote de las concursadas, un reflote que las haga mejores y más fuertes. Creo que si queremos podemos, entre todos, pues esto requiere de la participación de todos.
La avalancha de concursos que se avecina, en un contexto de juzgados saturados, sin los medios imprescindibles en muchos casos, hará que la tarea sea complicada, pero es el momento de hacer todo lo que esté en nuestra mano para convertir de esta adversidad en una oportunidad para hacernos mejores y contribuir a hacer un futuro mucho mejor que el presente.
Nosotros al menos lo vamos a intentar.
Un abrazo.